Desde que en Apariencias (1992-95) empecé a utilizar indiscriminadamente todo tipo de objetos ordinarios aunque siempre impersonales, esperaba el momento de afrontar los objetos con pertenencia, los objetos personales, los fetiches. Entender por qué la elección de un objeto, su conservación, su culto inconfesado.

Este trabajo empezó en 1997 como una investigación analítica sin un fin concreto, sin forma. Mi objetivo era crear un mapa que sirviera para definir las tipologías no tanto de los objetos domésticos al uso, sino de lo que significan para su propietario. Una coleccionista de arte residente en Brujas, una comisaria residente en Varsovia y un artista de Gante me proporcionaron el material con el que fabriqué unas primeras categorías comparativas. El coleccionista posee, el comisario decide, el artista los crea, o recrea. Desde entonces he estado almacenando datos mediante esta técnica, las entrevistas a los objetos, que conlleva la condición de no grabar a sus poseedores.

Cuando se le pide a una persona que hable sobre las cosas que le pertenecen en su ámbito doméstico, ésta se ve abocada a construir un discurso que nunca antes se ha articulado a sí misma. Determinados objetos, contenedores de vivencias, pueden engendrar en el entrevistado un gran potencial poético y el hecho de ser entrevistados les ofrece la posibilidad de convertirse en autores, en auténticos creadores. Sin embargo algunos objetos suelen delatar todo tipo de máscaras de su poseedor, contradiciendo su estatus social, su experiencia psicológica y su biografía.

Los objetos que pueblan nuestro territorio más íntimo son un complejo archivo personal. Me interesa desvelar los motivos no articulados que subyacen a la elección de los objetos más anodinos, por necesarios, o de aquellos objetos, útiles o no, por los que demostramos una pasión y sentimos la necesidad de poseer. Son la expresión del ancestral instinto de pertenencia al territorio. No es tanto una reflexión sobre la identidad del ser humano mediante su proyección en el paisaje privado de la casa, como una reflexión sobre la manera en que se construye el poder personal y cómo los objetos se hacen necesarios en esa construcción.