Castillo
Castillo
Castillo, residente en un hospital psiquiátrico, resuelve un ejercicio periodístico: redactar, junto a su educador, una noticia de jardinería. Su escritura y práctica en el espacio informativo se transforma en un documento sobre las persona más allá de sus circunstancias.
Un residente del hospital sentado ante una mesa habla a cámara, a través de su actividad se muestra sutilmente una gran voluntad de superación. El retrato de Castillo es grabado a través de planos medio semiestáticos de Castillo, tanto en el comedor donde redacta la noticia, donde al fondo las dinámicas del hospital continúan (con inserto de un plano detalle del papel con la redacción); como en una secuencia en el estudio, donde da la noticia y esta es corregida por su educador que aparece dictándole. Los sencillos protocolos ante la cámara se complican en un ejercicio de coordinación de palabras y mirada. Del estudio se sale al jardín para representar la segunda parte del ejercicio donde más residentes se preparan a dar la noticia sobre la evolución de sus labores jardineras, aquí ya no es Castillo el protagonista por lo que aparecen los títulos de crédito.
Los progresos de Castillo son continuamente corregidos y estimulados por el educador pautando cada fase, a modo de director de escena. Unas labores tan aparentemente sencillas como lo son redactar cuatro líneas y mirar a cámara llegan a impacientar al espectador que finalmente realiza mentalmente el ejercicio. Su solución es una catarsis en la que todo progresa adecuadamente, gracias a la paciencia del educador. Jorge Tur Moltó observa con distancia el rostro dubitativo de Castillo, constantemente asesorado, para descubrir a la persona y su esfuerzo por encima de su enfermedad, como trascripción fiel de una realidad cotidiana.