Windows Blowing Out
Windows Blowing Out
El video es el registro editado de una acción que recrea y se inspira en la obra que, bajo el título de “Windows blow out”, realizara el artista Gordon Matta Clark en 1976.
La propuesta de Satorre consistió en la construcción de tres ventanas hechas a medida para una vieja y deshabitada casa próxima al pueblo de Skibbereen en Cork, Irlanda. Tras la instalación de estos elementos en los nichos vacíos de la fachada, varias piedras fueron lanzadas con la intención de romper sus impolutos vidrios. Una vez hecho esto, las ventanas fueron retiradas inmediatamente y la casa volvió a presentar el estado en que había sido encontrada. Más la obra no termina ahí pues, en lugar de mostrar el video en un centro cultural de la región, Satorre decidió no exhibir el registro videográfico sino ofrecer al público un póster con una imagen de la casa tal y como había sido hallada y una sucinta explicación textual de lo que había acontecido. Esto último, obedece a una constante en la forma en que este artista confronta y disloca la memoria, el recuerdo y, por tanto, lo que se entiende por realidad. Para él, en este caso en particular, los comentarios y rumores de la comunidad local fueron suficientes para difundir el trabajo a pesar de que, a excepción de los operadores de cámara, no existieron más testigos durante el desarrollo de la acción.
Si bien la obra de Matta Clark encarnaba una crítica directa a la arquitectura funcionalista y a algunos los seguidores de Le Corbusier como Peter Eisenman o Richard Meier (específicamente a una serie de edificios multifamiliares ubicados en South Bronx de Nueva York), el trabajo de Satorre apunta, en primera instancia, a la forma en que el artista estadounidense concebía los procesos constructivos o deconstructivos como parte medular de su práctica. Más que un resultado visualmente llamativo o una acción que destaque por su espectacularidad, aquello que se busca es reparar en los actos que enmarcan una tarea, un trabajo dado y cuya finalidad práctica no es, en lo absoluto, el motor de la acción.
En el momento en que Satorre retira las nuevas ventanas –ahora rotas- convierte en un absurdo el trabajo, el esfuerzo y, paradójicamente, le concede una sólida relevancia, al enfocar la atención en la energía invertida en este inútil proceso. Tal vez, la comunión más palpable entre ambas obras –separadas en el tiempo por veintinueve años- radica en la forma en que el artista mexicano adopta el deseo que Matta Clark manifestó en distintas ocasiones en relación a la intención de sus intervenciones arquitectónicas: “convertir un edificio en un estado mental”.