En este autorretrato digital, Pedro Garhel anticipa la condición del ser híbrido, fluido y variable. En la imagen,  forma y fondo se solapan, superponen, funden y emergen en un entorno creado por ondas y partículas.  La experiencia y la memoria de quien mira y quien está observando, dan lugar al planteamiento de identidades interconectadas y cambiantes.

Atlanta es, según Garhel, un guiño a la leyenda platoniana acerca de la antigua cultura de los Atlantes, habitantes de un continente hundido en un lugar incierto del Atlántico. Pero también plantea una conexión sugerente entre un mito histórico y otro contemporáneo, relacionado con las condiciones ubicuas de las tierras prometidas  de la emergente cultura digital.

Pedro Garhel anticipa en esta obra no sólo el concepto del ser digital, sino también el de los no-lugares virtuales; espacio de datos que se articulan como membranas de información, envolviendo y penetrando en el sistema perceptivo de la condición human contemporánea. Y es que, como decía Vilém Flusser, ya no somos sujetos de un mundo objetivo, sino proyectos de mundos posibles