Fuga
Fuga
Con este trabajo, la artista Eugenia Balcells nos introduce en una interesante reflexión en torno a la relación entre la imagen, el espacio y el tiempo. Para ello se sirve de un artificio técnico, una cámara Bolex manual que permite adelantar y retrasar la película según un guión de espacios y tiempos precisos. De esta forma, situando la cámara en un punto fijo en el centro de un espacio (un interior), hace que esta vaya girando siempre a la misma altura del suelo para filmar los 360º del espacio, dividido en 12 secciones, como en la esfera de un reloj.
Frente a los ojos del espectador van aconteciendo diferentes escenas de la vida rutinaria en un hogar, vemos desde una persona leyendo a un niño jugando con un balón, pero cualquier intento de narrativizar lo que está ocurriendo, de dotarle de un sentido lineal se ve frustrada por la discontinuidad de las imágenes que se van enlazando unas con otras por lo que parecen ser cadencias azarosas. De esta forma ninguna escena parece poder concluirse, ni el espacio logra determinar ningún devenir, puesto que tanto uno como otro adquieren un aspecto etéreo.
Los personajes que aparecen en la película siempre se encuentran en espacios diferentes, pero al yuxtaponerse la película (hasta 5 veces), éstos empiezan a convivir en un espacio-imagen similar, pese a que sus actividades, sus acciones y sus vidas no logran nunca interactuar. De esta manera el aislamiento espacial al que se ven sometidas estas personas, en el espacio imagen se ve revertido, y éstos conviven con las presencias espectrales de los cohabitantes del lugar.
Sin duda esta pieza desata numerosas reflexiones en torno a las diferentes formas de entender las dimensiones espacio-temporales, y cómo la imagen, como agente mediador, puede fundir las mismas en nuevas categorías perceptivas.