C.H.A.O.S
C.H.A.O.S
Barullo aplicado: lapsos de carne, publicidad, golpe de música, espasmos de ojos, orejas y cabezas, voces de noticias, pequeñas evoluciones epilépticas, bailarinas a tiro, latigazos dance, mujeres, revueltas callejeras, …patata.
Organizado mediante espasmos, micro repeticiones y rayones, C.H.A.O.S. resulta de un shock nervioso ante las contradicciones simultáneas de la información mediática. Como en un ataque compulsivo de ansiedad ante un interruptor distintas dicotomías se solapan —deseo/odio, positivo/negativo, violencia/placer, etc.— enredando una maraña de referencias particulares en una vidriera mental atravesada por la negociación de los sentidos receptores más allá de la palabra.
La saturación mediática incide sobre el individuo como una red compleja en la que cualquier fragmento clave de información desaparece y cualquier banalidad puede convertirse en centro neurálgico del discurso. Los latigazos de fragmentos, en scratchs embarrados de imágenes y sonidos ponen en evidencia los fallos de los sistemas personales de pensamiento mediático ante un entorno imperfecto maquillado por el consenso social. El impotente espectador, cercenado por los aguijones subliminales, es obligado a concentrarse en un pensamiento único: la patata.
Muchas de las claves de este trabajo aparecen al contrastarlo con los vídeos de sus compañeros de la 12 visual —agrupación de practicantes del vídeo en Barcelona a finales de los años 90—. Entre algunos componentes se puso de moda el crear corporaciones de comunicación de una sola persona como crítica a la manipulación económica de los medios audiovisuales de ahí la Fundación Zero (Joan Leandre), Me pierdo productions (Nuria Canal) o Psico Tv (Toni Serra). A partir de este vídeo José Manuel Palmeiro promovió la empresa C.H.A.O.S. Macro TR.