Documento de la performance mecatrónica interactiva del mismo título, este vídeo sintetiza el desarrollo de la misma y refleja, mediante un montaje entrecortado de tomas obtenidas a lo largo de varias ejecuciones que tuvieron lugar entre 1994 y 1997, los distintos elementos que intervienen en la performance. En primer lugar el propio artista, Marcel•lí Antúnez Roca, provisto de un “exoesqueleto” que altera la apariencia de diversas partes de su cuerpo, puesto bajo el control de los espectadores/participantes. Éstos, mediante una interfaz informática y como si de un videojuego se tratara, modelan y abusan de este cuerpo biomecanizado como si fuera un robot insensible o una criatura cibernética. Otros elementos incluyen las imágenes proyectadas en una pantalla trasera de proporción vertical (animaciones digitales y tomas en circuito cerrado), los ambientes sonoros –que también fluyen de manera interactiva– y el fuego que asoma en el clímax de la función.

La ficha de la obra precisa: “La ortopedia robótica se sostiene al cuerpo a través de dos moldes metálicos, cinto y casco, donde están ensamblados los mecanismos neumáticos. Estos pueden mover la nariz, las nalgas, los pectorales, la boca y las orejas de Marcel.lí que permanece de pie sobre una plataforma circular rotatoria. Los mecanismos neumáticos están conectados a un sistema de electroválvulas y relés que, a su vez, dependen del ordenador. Los once entornos interactivos incluyen diversas infografías animadas que recrean la figura del artista e indican la posición y el movimiento de los mecanismos. De este modo el usuario puede controlar gracias al ratón la luz, las imágenes, el sonido y el cuerpo del artista. […] Es un ejemplo temprano de la aplicación de la tecnología informática concerniente al cuerpo humano. Esta performance es probablemente, el primer dispositivo que ha permitido el control telemático del espectador sobre el dispositivo escénico, incluyendo el cuerpo del performer.”

Como sucede con otras obras de Antúnez, se trata de un trabajo de equipo que en este caso incluyó las aportaciones de Sergi Jordà en cuanto a la música y el diseño informático, de Roland Olbeter para el dispositivo escultórico-mecánico, de Paco Corachán como coautor de las secuencias animadas, y de Ramón Rey en el diseño luminotécnico.