Contando con los Dedos de una Mano
Contando con los Dedos de una Mano
"Contando con los dedos de una mano" presenta la potencialidad de una historia en permanente construcción. Con el tono de una confesión y la actitud de contar un cuento el autor ilumina sus manos con una linterna. A través de planos detalle de éstas, como de los dedos del autor, se van montando figuras y entornos ambiguos que toman entidad mediante reflexiones sobre la utopía y el desencanto de las luchas ideológicas. Desde el surgimiento de las palabras y sus imágenes esta fábula restablece la idea de la particularidad de las historias personales.
Desde una preocupación por las contradicciones concretas de lo humano, en trabajos tanto en vídeo como en otros soportes, la obra de Josu Rekalde evoluciona hacia una abstracción social tanto de las políticas como sus antropologías. En "Contando con los dedos de una mano" el espacio de representación se reduce hasta sus propias manos, recuperando lo primario, lo inmediato. Los conceptos de partida no han variado, incisiones en los conceptos de lucha, ideologías, xenofobia y manipulación de los medios de comunicación.
“Contando con los dedos de una mano” es un vídeo que parte de la necesidad de ese primer acto de contar. Iluminados en la oscuridad, los dedos y una voz confesional, nos llevan desde las imágenes de Altamira hasta los conflictos del hombre en la actualidad. A la necesidad de relatar una historia con palabras e imágenes sin mostrar casos concretos, se van edificando sus potencialidades, lugares, contextos politicosociales (que nos recuerdan a los treinta últimos años en España), personajes ideologizados, unos medios de comunicación tiránicos, enjuiciadores sin humanidad, pero con un elemento liberador, la naturaleza caótica. El «arco de la derrota» de los cadáveres de la historia evoluciona hasta construir un «arco de la vida» ideal, en el que las palabras, como piedras, construyen el tiempo.
Trabajando sobre la noción de arte íntimo, el plano fijo, el juego de manos, luces y humos recuerdan a un cuento nana, una representación sencilla cargada de ensoñación cuya retórica apuntala impresiones sobre el mismo echo de narrar. Discurso de franquezas en una argumentación transparente sobre el desencanto de la imagen, las mismas palabras, las ideologías y sus luchas. Donde las bondades inexistentes de una historia utópica se presentan sutilmente en una serie de expresiones e imágenes evocadoras de la propia cultura. Los conceptos, palabras e historias se mezclan entre sí en un tejido de sugerencias ambiguas. Las mil palabras de una imagen se convierten en denuncia ineludible ante el olvido de la memoria histórica (con mayúsculas). Nociones, abiertas desde un contexto neutro, que se convierten en expresiones formales sobre las que el espectador ha de depositar sus experiencias y aplicarse el cuento.