Galicia Caníbal
Galicia Caníbal
Enmascarado como videoclip del grupo Os Resentidos, este vídeo supone, no sólo una búsqueda de una cultura autónoma, sino una crítica construida bajo el prisma del humor y la ironía a las políticas y supersticiones oficiadas para lograr esa identidad, como una trascripción que complementa caótica e irónicamente las letras.
Desde un cielo nublado estalla la tormenta y, con la música, una niña mira el libro de la Gran Enciclopedia Gallega, convertido en el libro de la Galicia caníbal que comienza con sus fiestas, el franquismo, la devoción al santo y la transición pactada hasta que aparece la Movida. Los años ochenta, marcados por la necesidad de ser “modernos” de todo el país, en Vigo tenía lugar lo que posteriormente se conocería como “movida galega”, punto de convergencia para los creadores de esta ciudad, donde se encontraron gente tan dispar como Antón Reixa, dedicado a la poesía y la música, con Villaverde que experimentaba con la electrónica audiovisual. Ambos fueron dos de las cabezas del movimiento que desarrolló la creación en vídeo en uno de los períodos con mayor repercusión estatal de la creación gallega, que a su vez era uno de los momentos más productivos del audiovisual electrónico. Década fructífera que marca unos inicios creativos que se transformaron en industria audiovisual.
Las comunidades necesitan para su coexistencia un conjunto de dispositivos comunes como las tradiciones, las ceremonias, las fiestas patronales, etc., que generan una auto identidad. El paisaje sociocultural de la comunidad autónoma gallega que aparece en “Galicia caníbal” resulta del intento de amalgamar tradición y modernidad, donde gentes y costumbres variopintas confluyen en una redefinición de si mismas, con salpicaduras tanto políticas como antropológicas. Sin ánimos etnográficos, han diseccionado una cultura fuertemente estructurada por el catolicismo y sus supersticiones derrumbándola ante la exaltación popular: el folklore, la matanza del cerdo, la moda, las excitaciones rurales y de la tercera edad, los penitentes, las discotecas, la publicidad que educa y la negación del inmigrante mostrando una cultura polimorfa y contradictoria que desliza los tópicos.
Al ver el conjunto aparece un retrato de grupo de unas costumbres y personajes enclavados en nuestro pasado inmediato pero donde encontramos caras familiares y la propia identidad se ve reflejada en esos tiempos. Pero al final la fiesta, del cambio y la transición, se hace añicos con la resaca, tras ser consumida y dejar de ser excepcional. Aunque muera la superstición queda la tormenta.